jueves, 23 de abril de 2009

Noche exitosa de Flamencali en el Gypsy Den

El viernes 17 de abril el cuadro angelino Flamencali retornó al Gypsy Den de Santa Ana. El local tuvo un lleno total, con gente de más observando de afuera y adentro de pie.

Aquella noche tuve la oportunidad de presentar a las bailaoras Nancy Gallardo, Jennifer Barrios, y Gabriela Estrada quienes bailaron dos bailes cada quien para solista y en cuadro por Sevillanas, Bulerías, y Rumbas. También tuve el privilegio esa noche de tocar una guitarra hecha a mano por Mónica Esparza en San Clemente, California.

A mí me tocó acompañar con el toque y el cante. Desafortunadamente no hay cantaores suficientes en estos rumbos y hace falta tener el cante así que se hace lo debido.

Cada quien bailó un solo por alegrías, lo cual debo admitir, causó un poco de confusión a la hora de cantar las coplas. Cada solo llevaba dos coplas con sus estribillos etc, y ya se imaginan la revoltura de letras combinado con la necesidad de cantarlas en el momento. Fue una experiencia de aprendizaje, y me quedé preguntado si tres solos de alegrías son demasiados para una presentación.

Aparte de los solos por alegrías, Nancy bailó unas guajiras, con que yo estrené dos coplas originales mías. Perdónenme pero yo ya me cansé de cantarle a Cuba. Yo como mexicano no me quedo atrás. Jennifer bailó unos tientos y tangos donde usé una letra del poeta sevillano Curro Ortiz Aguilera, y Gabriela bailó un soleá por bulerías en donde combiné coplas y estribillos de tradición gitana.

Las muchachas sacaron lo suyo, tuvieron sus momentos de inspiración y entre el grupo tuvimos también nuestros buenos momentos de improvisación. En algunos momentos estuvimos componiendo el baile en tiempo real.

No tuve algún otro problema con el cante de los otros palos. Incluso me sentí muy cómodo y confiado y hasta gustaba de lo que cantaba, y es importante lograr ese estado en el momento de ejecución para transmitir la emoción a los demás. Es muy pero muy importante.

Lo noche terminó con unas rumbas improvisadas. Las bailaoras sacaron a bailar a miembros de la audiencia como es costumbre, aunque no una absoluta necesidad en mi opinión, mientras les canté dos canciones favoritas del repertorio latinoamericano, Moliendo café y Ojitos traidores, antes cantadas por el cantante mexicano Javier Solís. La adaptación de canciones latinoamericanas al flamenco ya no es novedad. Ahora es un deber.


Por O. Ian Ávalos

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